viernes, 18 de mayo de 2007

Lágrimas de mujer

Emile Pierre Metzmacher (1815-1890)


Daba sustento a un pajarillo un día
Lucinda, y por los hierros del portillo
fuésele de la jaula el pajarillo
al dulce aire do vivir quería.

Con un suspiro, a la ocasión, tardía,
tendió la mano, y no pudiendo asillo
dijo, y de sus mejillas, amarillo
tornó el clavel que entre su nieve ardía:

“¿Adónde vas por escapar el nido
al peligro de ligas y de balas
y al dueño huyes que tu pico adora?”

Oyóla el pajarillo enternecido
y a la antigua prisión volvió sus alas.
¡Qué tanto puede una mujer que llora!.

Félix Lope de Vega y Carpio (1562-1635)