domingo, 1 de julio de 2007

A una dama

Albert Lynch (1851-1912)

Tu gracia, tu encanto, tu hermosura,
muestra todo del cielo, retirada,
como cosa que está sobre natura,
ni pudiera ser vista ni pintada.

Pero yo, que en el alma tu figura
tengo, en humana forma abreviada,
tal hice retratarte de pintura
que el amor te dejó en ella estampada.

No por ambición vana o por memoria,
o ya para manifestar mis males;
mas por verte más veces que te veo.

Y por solo gozar de tanta gloria,
señora, con los ojos corporales,
como con los del alma y del deseo.


Diego Hurtado de Mendoza (1503-1575)